martes, 20 de noviembre de 2012

ENTRA AIRE FRESCO


 Me desperté y vi las primeras luces del día que  iluminaban una calle casi vacía. Sin darme cuenta, como si aun estuviera dormida, abrí la ventana de par en par  y dejé entrar el viento. Era tan gélido que me hizo tiritar y estremecerme, pero  se llevo tras  él lo que necesitaba que saliera de una vez de mis días. Y entonces pronuncie las palabras mágicas que me hicieron abrir los ojos; los ojos del alma. Por primera vez en mucho tiempo me sentí bien conmigo misma. Como renovada, como distinta, como si todo hasta este momento solo hubiera sido un sueño, un maldito sueño.  Me comencé por primera vez en mucho tiempo a valorar.
  No se porque no deje que ese viento entrara antes, no se porque no pronuncie esas palabras primero, porque no escuche a quien debía. Pero ya poco importa, porque fue hoy y tal vez tenía que ser en estos instantes, tal vez necesitaban su tiempo para  ser pronunciadas  y  sólo ahora tendrían su efecto. Necesité que  compartieran conmigo esa misma ceguera, la misma historia, los mismos falsos argumentos. Que  me brindaran un hombro, que tras oír de otros labios cual era la  cruel realidad, algo se rompiera en mi interior. Que tras quedarse uno seco de  lágrimas se diera cuenta de que todo tiene un hasta aquí. Y lo he hecho y me he ido desposeyendo de todo lastre y comienzo a respirar de nuevo aire puro, por fin puedo empezar a reírme de todo porque ya no lo veo con los mismos ojos. Ya los he abierto, no veo ya espejismos, veo la realidad .Y prometo que a partir de ahora abriré esta ventana cada vez que un espejismo aparezca por el horizonte. Y si por un momento amiga me ves desfallecer o sucumbir, te lo vuelvo a decir: repíteme toda la historia, sin dejarte en el tintero ni una letra, no me evites el dolor y digamos juntas las palabras mágicas. HASTA AQUÍ, TODO TIENE UN LÍMITE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario