Soy como una montaña rusa de sentimientos, en unas
ocasiones estoy allí arriba casi tocando con las yemas de mis dedos el cielo y
cuando estoy a un paso de poder asirlo , me desmorono , caigo en caída
libre. Llego a sentirme una funambulista que transita por una cuerda floja, que
se va tensando, amenazándome con romperse en cualquier momento. La risa , la
alegría están presentes allí arriba y el llanto , la tristeza y una
sensación de vacío me acompañan en las caídas. Cuando uno va cumpliendo
años ,cuando ya han sido tantas las subidas y bajadas , comienza a saber que no
puedo haber salto sin red. Y te construyes esa red que te protege, que
aminora el dolor de las heridas que te causan los vaivenes.
Algunas de esas heridas nos las
hacemos en la niñez, en la juventud y afectarán para siempre todas nuestras
futuras decisiones. Otras nos las vamos produciendo con el paso de los años y serán producto de los errores que vamos cometiendo,
de las decisiones equivocadas, de palabras que dichas en momentos de ira
te lastiman para siempre, de sueños y esperanzas rotas, de las asignaturas
pendientes con esta vida.Serán ya tu sello de identidad y te acompañaran hasta el final.
No pretendas que esa red detenga tus próximos pasos erróneos, no lo hará; pero sí será
un bálsamo para las heridas, ayudándote a su vez a levantarte otra vez.
Seguirás siendo esa montaña rusa pero aprenderás algo ;eso te lo aseguro y será
a caer de pie.
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